miércoles, 13 de enero de 2016

El Papa pide a los padres jugar con sus hijos

Un tema del que habla a menudo el Papa Francisco es de la necesidad de los padres de pasar tiempo con sus hijos, y a veces especifica que es necesario que los padres jueguen con los niños.

Así, por ejemplo, el 16 de junio de 2014 el Papa comentó: "Cuando confieso a jóvenes matrimonios y me hablan de sus hijos siempre hago una pregunta: ´¿Y tú tienes tiempo para jugar con tus hijos?´. Y muchas veces el padre me dice: ´Pero padre, yo cuando voy a trabajar por la mañana ellos duermen y cuando vuelvo por la noche están en la cama durmiendo´. Esto no es vida".
La pedagoga Inma Marín, miembro del Observatorio del Juego Infantil de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), asegura en Crecer Feliz que bastan 10 o 15 minutos diarios de juego familiar para que los niños empiecen a conseguir todos los beneficios que éste proporciona.

Sin embargo, según un estudio reciente el 90% de los padres y el 81% de las madres españolas dedica poco tiempo a esta actividad.

Con el objetivo de animar a los progenitores a aumentar este tiempo, la AEFJ ha elaborado una lista de los “10 principios del juego familiar”, que resumimos aquí:

1. Jugar con los niños no significa perder el tiempo. El juego familiar crae un escenario de comprensión y comunicación que potencia el aprendizaje espontáneo del niño.

2. Fomenta la autoestima y las relaciones interfamiliares. Con el juego compartido padres e hijos interaccionan de un modo único y ganan en autoestima.

3. Aporta seguridad al niño. Le permite vivir situaciones positivas de apego y seguridad y esto facilita el intercambio de experiencias y le aporta tranquilidad

4. Potencia las habilidades sociales y emocionales. La familia es el primer contexto en el que el niño desarrolla una imagen de sí mismo y del mundo que le envuelve. Y las interacciones que se dan en el juego familiar potencian las relaciones sociales y le ayudan a explorar, aprender y refinar las habilidades necesarias para ello.

5. Aumenta el control emocional. A través del juego el niño aprende a influir en los otros y también a regular y controlar sus emociones y a reconocer las señales afectivas y las emociones ajenas.

6. Fomenta la creatividad y el éxito escolar. El ambiente que se crea con el juego permiten al niño relacionarse de una forma creativa con el mundo, lo que fomenta su imaginación. Y se sabe que los niños imaginativos son menos agresivos y más tolerantes y tienen más éxito en las tareas escolares.

7. Promueve la popularidad y la competencia social. Los niños que muestran afectos positivos en las interacciones con sus padres son valorados como más populares frente a los que muestran emociones negativas.

8. Favorece la atención del niño. La interacción con sus progenitores en el juego aumenta la capacidad de concentración del pequeño.

9. Potencia la actividad infantil. Compartir tiempo de juego con los hijos convierte las experiencias pasivas en activas y placenteras y elimina los sentimientos negativos asociadas a las primeras.

10. Promueve la felicidad infantil. De hecho, está demostrado que los padres que se implican bastante en el juego de sus hijos tienen muchas más probabilidades de criar niños felices.

Pero además de estas ventajas, no hay duda de que en una familia cristiana se pueden añadir ventajas ligadas a la fe si el juego tiene referencias cristianas. 

Fuente: Religionenlibertad

No hay comentarios:

Publicar un comentario